Pese a que el Perú es el país de los diagnósticos, veo con extrañeza y en algunos casos con pena que varios no quieren darse cuenta que el problema en que están metidos Burga y su directorio es legal –no político como lo acuñó Oblitas y la propia Agremiación– y es por ello que tendremos que esperar hasta el 20 de diciembre para dar paso a una Comisión Interventora y de Vigilancia compuesta por miembros venidos de Zurich –tal como lo hizo en Polonia– con miembros de Conmebol, de la FPF y del Estado Peruano.
Recién ahí, Blatter y Leoz deberán escuchar las razones de este estropicio generado por Burga y su falta a las leyes peruanas –lo de SUNARP es insalvable–, el estatuto de la FPF y la propia ley FIFA.
Sí, señores, el caso patológico del "Delfín de Delfino" seguramente quedará registrado en los anales de la historia del fútbol como la de un pseudodirigente que DINAMITÓ TODO EL ANDAMIAJE LEGAL conocido. En el fondo ese debe ser su gran temor, que sus reales jefes se enteren de todas sus torpezas y se den con el papelón de haber estado defendiendo a un indefendible.
Negar que las elecciones fueron ilegales, negar que fueron observadas, negar que Burga estaba impedido por tener tacha pendiente, negar que amnistió ilegalmente al Áncash, negar que Enciso no podría ser candidato a director, negar que él designó el Comité Electoral (Carrera, Cavero y Torres), negar que tuvo que rehacer la Comisión de Justicia de la FPF pues la primera le renunció, negar que además estaba sancionado por un tribunal al que se allanó, negar ese trámite pendiente en el Poder Judicial, negar que es un tramposo, negar que es un repartidor de prevendas, negar que está rodeado de "comechados", negar que le da de comer a tanto muerto de hambre –moral me refiero– disfrazado de periodista, es simplemente NEGAR LA REALIDAD.
